Quizás
por haber dado tantos tumbos hasta encontrar “la” carrera, durante años se ha
ido aplazando uno de mis mayores sueños – “el” sueño – antes de entrar en la
universidad: la beca Erasmus.
Aunque
quizás para otros el asunto se reduzca a una excusa para el desmadre continuo,
un agradable cambio de rutina no esperado inicialmente pero bienvenido de
cualquier forma, he de admitir que, en mi caso – como en el de muchos otros,
estoy seguro – marcharme responde a una necesidad vital. Esto es algo que
compartimos los que adolecemos de escapismo: ese ansia, que nos roe las
entrañas desde que tenemos uso de razón, por conocer todo lo que no se
encuentre a un radio de 100 km de distancia. Por escapar, en suma, de todo lo
familiar y predecible, por más cómodos que nos sintamos tras los acogedores
barrotes de la cárcel de oro.
Buscar
cualquier cosa en Wikipedia y terminar con 50 pestañas abiertas, pasarse horas
hipnotizado ante el Googlemaps – versión posmoderna de la Larousse - con la media sonrisa del nostálgico que
extraña lo que nunca conoció y probablemente jamás conocerá, y, por encima de
todo, morirse de ganas de que llegue “el” instante. Sí, exactamente ese
instante: aquel en el que se baja uno del avión, tren o coche, cierra los ojos
y aspira fuertemente ese aire de los sitios nuevos. Aire de mar, de montaña, de
oscuras arboledas, de megalópolis inquieta. Sí, ese aire: quién lo ha probado
lo sabe.

Los ingleses
tienen un dicho en el que pienso bastante últimamente: the grass is always
greener on the other side. Y aunque (es preciso recordarlo) la hierba es más verde en Finlandia que en mi
Castilla agrietada y querida, existe siempre la posibilidad de que mi
Atlántida, esa Finlandia que siempre he imaginado envuelta entre las brumas y
la leyenda, se quede en eso, en brumas que se disipan y revelan a un país que,
con sus particularidades, es como cualquier otro. Decía el sabio de Sabina que
al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Y yo he sido feliz
construyéndome mi mito de Finlandia desde la distancia, recorriendo sus bosques
y sus lagos en mi imaginación.
Sólo el
tiempo dirá si los castillos en el aire que construí hace tantos años
resistirán el conflicto entre la Finlandia de mis sueños y la Finlandia real.
Es un riesgo que debo asumir, quiero
asumir. Porque existen momentos, no demasiados, en los que siento abrirse una
puerta ante mí y sé que lo que hay al otro lado es Finlandia, es su aire a
norte, a inmensidad y a hojas secas. Y durante un instante, un único y mágico instante, puedo tocarlo
todo con la punta de mis dedos.
Gris
Wow...casi tengo ganas de irme yo a Finlandia...
ResponderEliminarYa te vendrás a verme, ya Ainhoilla!
ResponderEliminarHe sentido por unos momentos, estar respirando "aire finlandés" :)
ResponderEliminarNo me extraña que te pases horas con esas 15 pestañas abiertas, en las que muchas veces (caso propio) hay 4 que son iguales por esos nervios de poder ver "YA" eso que tan ansiosamente buscas.
Va a ser un año diferente pero lleno de experiencias buenísimas que seguro disfrutarás al máximo!! (te lo mereces)
P.D: Voy a seguir con el yayo y su "Panorama actual de la prensa mundial"!!!
Love u!!!
Xxx
Que te sea leve, enana!
ResponderEliminarEn cuanto lleguen las primeras nieves cogéis Belén y tú un avión (estaba tirado desde Bruselas, ya lo comprobamos) y nos damos un garbeo por la Saimaa (es lo que sale en la foto de abajo)
Qué pasada señor!!
ResponderEliminarHabrá que ir a ver la finlandia de las brumas y los centinelas. De todas maneras una de las razones de que el erasmus sea tan increible es la sensación de salto al vacío del principio, la sensación de estar perddo allí, y después saber que empiezas desde cero allí, que tienes un lienzo blanco para tí solito que pintar como te parezca. Un comienzo desde cero.
¿Comprendéis por qué quiero seguir los pasos de la trotamundos de mi hermana? Sabia, que eres una sabia!
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente ;) Años a que llevo leyéndome la página de la Universidad de Roskilde, incluso antes del rediseño jaja
ResponderEliminarTú eres de los míos. Necesitamos salir, no por trabajo, no por juerga, sino por salir y pasearse por donde la gente no va xD ¿quién quiere ir a Italia, que es donde van todos en CCINF?
un saludo!
PS. Si me marco un viajecito pa' Helsinki, te aviso :D
jaja, yo lo intenté con la de Helsinki pero me pierdo... lo que es una página que, lejos de tener demasiado poca información, lo que tiene es demasiada!
ResponderEliminarLa verdad es que aunque a ratos me pregunto si estoy medio majara, cuanto más se acerca septiembre más me doy cuenta de que no podría haber elegido otro destino :) Ya nos visitaremos Sergio!